sábado, 25 de agosto de 2012

El gordito

Cualquier semejanza con persona alguna es producto de su imaginaciòn


Hoy le escribo a mi pasado que me obligó vivir con el estigma de ser “el gordito”, de pequeño en el colegio era motivo de bromas (el propio nerd) brillante en clases, con lentes de pasta y botones peligrosos en una camisa ajustada. Me levantaba con la barriga espichada y al salir a la calle me iba inflando mientras comía una que...otra chuchería.

El tiempo fue pasando y este gordito fue creciendo con miles de miedos, una timidez absoluta y para colmo ninguna chica me paraba precisamente por ser “el gordito”, el panita pues.

En mi adolescencia se sumaron espinillas y los barros (uno mas grande que otro), la adición kilos demás, espinillas, el pelo como lamido de vaca, el retiro de una lado y lentes de pasta con un aire al celebre “foco fijo” daban siempre el mismo resultado y a veces hasta peor.

En el liceo nunca pasé de ser “un excelente amigo” para las chicas, el confidente (todo un Dr corazón), curiosamente hoy me doy cuenta que era trasparente pues no aparezco ni por casualidad o de refilón en ninguna foto de Facebook, en los grupos de reencuentros escolares (hoy digo que suerte tuve).

El reloj siguió su camino, aprendí a ser social, a comunicarme y expresarme gracias a un pana que tenía una miniteca y me llevaba a los toques, pero otro detallazo me acechaba, no sabia bailar, ya saben el resto.

Comencé a depurar la angustia que me producía la gente y a vencer los fantasmas que trataban de devorarme con un feroz león. Sobreviví.

Llegó el momento de decidir que seria mi vida y en ese ínterin cometí errores “el gordito” comenzó a ser el alma de la fiesta, chistoso, histriónico, con talento para el canto y esa la desmedida popularidad me llevó a abandonar el liceo porque yo era “chévere”.

Un buen día me dije: este es mi momento; tome cuaderno y lápiz y comencé a recorrer caminos de sabiduría y aprendizaje sin creer que era tarde para estudiar, muchos susurraban que perdería el dinero pues estudie en una universidad privada.

Mis ganas de ser alguien, el amor propio, a mis seres queridos y lo que ellos me transmitían me impulsaron a querer lograr la meta de tener UN TITULO UNIVERSITARIO en la mano y eso le ganó a mi pena y a mi vergüenza.

Culminé lo que había empezado y me gradué de comunicador social, ese día me sentí diferente, más grande que de costumbre allí supe que el tiempo de Dios es perfecto.

Esa máxima no fue mi excusa por posponer el tiempo sino que hice un recorrido mental magistral y cinematográfico por el trayecto de mi vida y supe que había dejado sembradas cosas hermosas de las que nunca me di cuenta, ME ACEPTE Y VENCÍ.

Mi madre, mis hermanas y los seres que Dios me dio el privilegio de conocer y aceptarlos como familia fueron, son y serán ejes fundamentales en cuanta locura se me ocurre, nacimos creadores, artistas, magos de las letras y las palabras con talentos distintos pero tangibles y aplicables a la realidad de cada quien.

Con la experiencia que dan los años, aferrado a que los “tal” son los primeros “tal” ahora tengo el prefijo de “señor” y ni de vaina me quiten el “gordito”, hoy disfruto plenamente de mi mundo, de la vida, de mi cuerpo y del amor infinito de los míos que son mi bastón para apoyarme y seguir hacia un destino mejor.

A ti, mi pasado hoy te digo que fuiste una experiencia que me dio coraje para ser lo que soy hoy, a mi familia la amo, son mi tesoro, ese puerto donde puedo descansar, a mis amigos de siempre les digo que en mi memoria revivo sus recuerdos, a los que ya no están, se que me tienen pillado desde arriba cuidándome, a quien esta a mi lado la promesa de que el amor me dura hasta que me descuides (pilas allí) y a las chicas de las que fui “el mejor amigo”, ahora casadas con “señores gorditos” les digo no saben lo que se perdieron. Hasta el infinito y más allá.Ver más