domingo, 23 de septiembre de 2012

PATRIA Y EL FLACO

Cualquier parecido con algo es producto de SU imaginación, no de la mía

Erase una vez un hermosa mujer llamada Patria que tenia una sedosa cabellera de color negro como el petróleo, pero hace mas de una década le abrieron un retiro por el medio separando ambos lados.

Patria tuvo que seguir erguida con su nuevo peinado que no le gustaba mucho y no tenia mas alternativa, año tras año su cabeza se fue llenando de algunos piojos que querían aniquilarla chupándole su esencia y su belleza, cada vez que le picaba Patria sentía como se estremecía su cuerpo y comenzaba a padecer de mal humor, la luz de sus ojos se apagaba constantemente mientras rayos estremecían el cielo e iguanas, zamuros y otros animales pasaban por su lado.

Patria acudió al oftalmólogo, pero salió de la consulta un tanto decepcionada porque el especialista solo le prometió que a la vuelta de unos años solucionaría su problema, ya estaba cansada de las promesas.

Se dice que una vez le dio una infección urinaria y como un gran diluvio orinó tanto que el líquido se llevó todo a su paso, sin embargo Patria se repuso, seguía bella pero parecía enferma.

Patria continuaba soplando velas cada nuevo cumpleaños, siempre en el mismo sitio, el mismo cuarto, las mismas personas; no avanzaba, no progresaba y sentía que su corazón ya no era el mismo. Una vez dijo “mi corazón se gobierna solo, no me escucha, no sabe lo que siento, actúa nada mas para sus latidos, está como separado de mi”.

Ella quería desde los mas hondo de su ser cambiar, que sus cabellos se volvieran a unir, que su corazón escuchara su sentir y el grito que desde sus entrañas estaba amordazado, se ahogaba por no poder salir, quería nuevamente ser cordial, bella, alegre, entusiasta y emprendedora.

Cierto día a principios de octubre de una año cualquiera Patria con mucho miedo a cambiar de vida, decidió irse de su pueblo, muchos lloraron su partida, otros se alegraron porque por fin saldría de su tristeza. Ese día tomó camino con sus maletas en la mano y abordó un autobús, el conductor era un flaco joven que al mirarla se enamoró profundamente de ella y se la llevó sin importarle cuan triste se veía mostrándole lo hermoso del camino.

Para el final de la historia la inspiración se me fue, así que a cada quien le dejo la tarea de imaginarse que pasó con Patria y el flaco.



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